sábado, 30 de julio de 2016

Hija, esposa y madre

Nació como nacen los pobres, 
en cuna de pino con sabanas de percal. 
Jugó con muñecas de trapo y mucha imaginación.
Transcurrió su vida entre rosas y zarzas, 
a veces cantaban los pajarillos, 
y otras veces graznaban los cuervos.
Aprendió a vivir cantando unos días y llorando otros,
 aprendió que vivir es luchar, 
es sufrir y es gozar, 
que la lucha es eterna, 
que el sufrimiento es frecuente y que el gozo es casual.
Así un día y otro día, 
meses y años pasaron, 
una niña mimadita, 
una joven ingenua e inocente. 
Quería comerse la vida, 
quería comerse el mundo. 
La vida era más fuerte y el mundo muy grande, 
la vida ganó la partida y el mundo nunca se lo comió.
Algunos años pasaron, 
en madre se convirtió, 
una madre luchadora, 
una madre que mucho erró, 
quería hacerlo mejor que nadie, 
ella, inocente, inexperta, tropezó y tropezó. 
Mamá gallina la llamaban por proteger y proteger.
Que el niño no se caiga, 
que no se haga daño, que no se pierda...
Pero al fin un día aprendió a enseñarlos a vivir, 
a caerse y levantarse, 
a saber encontrar su rumbo, 
a ser únicos y volar.
Cuando el timón fue solo de ella con mucha fuerza lo dirigió, 
el rumbo cambió mil veces, mil veces lo enderezó.
Buscó su propio camino, 
muchas veces se perdió, 
escucho cantos de sirena y su barco se estrelló. 
Reconstruyo luego su barco y como Ulises, 
al mástil se amarró, 
ahora amarrada al mástil, 
protegida de las sirenas nunca más se estrellará.
Por delante un mar en calma, 
un agua azul, cristalina y apacible, 
ese mar que un día será su cuna, 
una cuna tan suave como aquella de las sabanas de percal.





viernes, 24 de junio de 2016

El silencio de Recemunde




Silencio...
oír el silencio,
sentirlo...
como lo sintieron nuestros padres,
nuestros abuelos...
aquel silencio que arrulla,
aquel silencio que cura,
aquel que despierta el alma,
que nos hace oír lo bueno de la vida,
que nos ayuda a encontrarnos,
a echar fuera todo lo malo
a pensar en los que queremos
a sentir su amor tan cercano y a la vez tan lejos.
El silencio que acompaña a la hora del descanso,
el que nos trae el arrullo de los grillos
y de las ranas
Nos dormimos así confortados....
y luego...al despertar...
los sonidos de la mañana,
los pajaritos que cantan,
el gallo que toca diana,
y abrimos los ojos a un nuevo día
y nos encontramos a la naturaleza
de nuevo esplendorosa
sin los ruidos de los coches
sin los gritos de la gente que corre...
Y te levantas
y disfrutas de un café,
buenos días!!!
como has dormido?
Muy bien!!!
y se te ensancha el alma,
y te quieres quedar allí
con tus amigos queridos,
con la naturaleza,
con el perro y el gato,
con las vacas en las cuadras,
aquellas que viven como antaño,
libres y pastando en el prado. 
Dejar atrás la ciudad
el estrés,
los sufrimientos,
la prima de riesgo y el rescate,
dejar atrás el mundo que se desmorona.
Dejar atrás la angustia,
la tristeza,
las dudas,
la desconfianza,
las preguntas...
Allí no hay angustia,
no hay preguntas.
Recemunde...
que lejos está tu silencio...

jueves, 26 de mayo de 2016

La voz de mi padre









Mi padre me contaba cuentos por la noche, no leía cuentos, la posguerra arrasó muchas cosas en mi casa, incluso los cuentos para niños, pero él con poca imaginación y mucha voluntad y amor, se inventaba cuentos que más que dormirme, despertaban en mi a veces risas y otras veces alguna lágrima.

Me parece oírlo en el silencio de aquellas noches en las que solo se oían los grillos a través de la ventana y algún perro que ladraba. En el Arrecife de los años 50 no había luz eléctrica en la mayoría de las casas, la vela y el quinqué eran nuestra luz, así que el silencio era nuestro arrullo.
Yo era muy pequeña, las sombras producidas por la llama de la vela me daban miedo y cuando llegaba la hora de dormir mi padre me acompañaba con sus cuentos, también y para que dejase de tener miedo a las sombras reproducía con sus manos diversas figuras de animales.

Su voz en aquellos momentos la recuerdo muy cálida, era una voz protectora, que irradiaba confianza y seguridad. Yo me acurrucaba poniendo mi cabeza sobre su pecho, recuerdo que ponía mi oreja sobre su corazón para oír su latido y así con ese tic tac y su voz me quedaba dormida.

La voz de mi padre era a veces suave cuando mimaba, seria y profunda cuando aconsejaba, era dura, pocas veces, cuando reñía.

Era una voz varonil, amable, que no sabía de gritos y malos modos.

Una voz inolvidable que aún resuena en mis oídos, una voz que reconocería entre mil.




miércoles, 25 de mayo de 2016

Las manos vacias





Cansada, triste y vacía... Así se sintió ese día mientras paseaba por el camino bordeado de arboles que tanto le gustaba, el camino que con el paso de los años seguía allí, inamovible, conservando toda su belleza, silencio y frescor. En invierno sus ramas sin hojas le daban ese aire de misterio que acentuaba la niebla que solía haber en la zona y en verano sus frondosas ramas proporcionaban sombra y frescor a los paseantes. Estos arboles eran los mismos que antaño vigilaban sus juegos, aquellos que en sus ramas guardaban las voces infantiles, su propia voz que se unía a la algarabía del resto de sus compañeros de juegos. Entrecerró los ojos y le pareció verse a si misma correteando por el medio del camino en aquellos atardeceres de la primavera.
Ahora no era primavera, era invierno... También lo era en su vida, habían pasado muchos años, paseaba muy abrigada porque la tarde caía y hacía frío, se encontró de pronto con su vida vacía, miró sus manos y vio que en ellas ya no retenía nada, todas las cosas de valor que un día retuvo habían desaparecido poco a poco y casi sin darse cuenta.
Pensó en sus padres, le parecía tan cercana la voz de su padre cuando la llamaba. El tenía mucha paciencia, era su niña, la mimaba sin malcriarla, ella lo respetaba pero lo adoraba, cuando regresaba a casa después del trabajo corría siempre a su encuentro para sentarse en sus rodillas y llenarlo de besos. Otras veces, cuando él le reñía bajaba la cabeza y se iba a su habitación. Pronto iba él para hacerle un mimo.
Lo perdió muy pronto. Para ella fue un golpe muy duro, el primero que le daba la vida, en la ignorancia de su juventud pensó que nunca lo superaría, no sabía que eso era solo el comienzo, que la vida le tenía reservadas más cosas, ignoraba que la vida es a ratos reír y a ratos llorar. Que las lagrimas y el dolor juegan al escondite con las risas y las alegrías.
Más tarde se fue su madre, su marido, y así uno detrás de otro se fueron marchando todos. Sus hijos volaron del nido. Ella veía su casa que antes estaba llena de bullicio, ahora silenciosa y solitaria. La jubilación llegó, la vejez también y las metas e ilusiones volaron.
Pensó que su tarea había acabado ya. Nada la retenía, le habían abandonado las fuerzas, estaba cansada y al mismo tiempo contenta del deber cumplido. Sabía que muy pronto se marcharía, lo presentía.
Volvió a su casa, hacía mucho frío, no conseguía entrar en calor y decidió irse a la cama temprano, se abrigó con las mantas y pensó lo feliz que sería quedándose eternamente dormida, con ese pensamiento cerró sus ojos...
Al día siguiente después de mucho llamarla, sus hijos abrieron la puerta y la encontraron plácidamente dormida con una sonrisa en su rostro, como si su última sensación hubiera sido de felicidad.


lunes, 23 de mayo de 2016

El banco del parque





Llegó al parque como cada mañana y como cada mañana encontró el banco que consideraba suyo y que le esperaba como ese fiel amigo que nunca se va, que se queda allí petrificado en el tiempo pero que le recibe con ese amor que da la complicidad que surge con el trato de cada día, con esas confidencias hechas en silencio, con esa paciencia de quien te quiere y te espera, de quien escucha y abraza amorosamente al amigo que sufre sin queja.
Existe una gran afinidad entre los dos, también como él, ese banco ve pasar las horas, los días, los meses siempre iguales, sin cambios, sin sobresaltos, sin acordarse de algo diferente que ocurrió en el día anterior, porque realmente... no ocurrió nada.
No sabe si ayer fue ayer o antes de ayer, no sabe si fue lunes o domingo, solo sabe que es invierno y que el frío le cala los huesos aunque se abrigue, solo sabe que su cuerpo protesta, que cada paso le produce dolor y que sus huesos chirrían como si de un coche viejo se tratara.
Se levanta cuando amanece y se dedica a sus tareas rutinarias, el café, el desayuno, el aseo...todas esas cosas que antes hacía rápidamente para salir y llegar a tiempo de fichar a su hora en su puesto de trabajo, pero que ahora lo hace lentamente, no hay prisa, no pasará nada importante, el día acabará como todos los días, sin sorpresas...Solo su gato lo hacía sentir útil, él se restregaba en sus piernas para hacerle saber que estaba allí y que lo necesitaba, era su única compañía y el que lo sacaba a veces de su rutina y como no, el que escuchaba sus monólogos sin pestañear.
Se sentó en el banco como cada día, abrió su libro como cada día y también como cada día no leyó, su mente divagaba, recordaba otros tiempos, últimamente solo pensaba en esos otros tiempos, su niñez, sus padres, sus hijos, toda su vida era rememorada con la vista perdida y el libro abierto.
Ya no identificaba lo que sentía, no sabía si era dolor, añoranza, cansancio...si, cansancio, eso era, cansancio.
Miró su reloj, era ya la hora de ir a casa, de preparar su almuerzo, de dormir ese pequeño sueño que da paso luego a la tarde, luego vendrá la noche, dormirá, se despertará y vuelta a empezar.
Se levantó del banco, lo saludó al marchar como si de una persona se tratara con un;
¡hasta mañana!
Y pensó;
-o no, quizá no será hasta mañana...-




lunes, 2 de mayo de 2016

Cambiar


El camino trazado es cómodo,
es fácil seguir en el,
sin agobios,
sin sobresaltos,
asumiendo la rutina y la monotonía,
con las horas llenas de mariposas del pasado,
acunando tus recuerdos,
llenando tu vida con risas y llantos de otras vidas,
otras que solo pasan a tu lado sin quedarse.
Hasta mañana mamá! Adios Abuela!
Y se van...
Y tu te quedas con tus mariposas,
y piensas....
Es momento de cambiar?
Y tienes miedo a lo  desconocido,
a navegar por otros mares,
y quizá prefieras seguir con tu rutina y tus mariposas,
o  liberarlas y dejar de acunar.
Quizá prefieras arriesgar enterrando la rutina
y envejecer riendo tus propias risas,
llorando tus propias lagrimas. 






domingo, 1 de mayo de 2016

Cansado de navegar

Mucho tiempo navegando,
con las velas desplegadas,
siempre a toda marcha,
plantando cara a los vientos,
a olas furiosas,
a los huracanes.
Siempre defendiendo su casco
de piratas y rufianes.
Dichoso cuando la mar estuvo en calma,
arrullándose, cuando la brisa acariciaba.
Su casco ahora envejecido,
ahora sus velas marchitas, ajadas, mustias...
LLegó el momento de quedarse en puerto,
el momento de dejar la lucha,
de ceder terreno,
de solo arrullarse en la cuna del puerto.

viernes, 29 de abril de 2016

Mi palomita voló




Mi palomita ya vuela,
ya estrena sus alas nuevas,
y mientras,
con el pico corta el cordón umbilical.
Ya eres libre palomita,
ya los barrotes corté,
vuela fuerte sin temor,
vuela lejos,
muy lejos,
con ambición.
Que nadie sujete tu vuelo,
que nadie corte tus alas,
no los dejes palomita,
guardate del gavilán.
Se valiente y decidida,
llevas  herencia de amor,
de ilusión,
de valor y libertad.
Nunca olvides que eres única,
ni que eres la mejor.
Tu puedes volar muy alto,
sé que lo conseguirás.
Cuando la fatiga te invada detente!
Coge aliento y vuelve a volar.
Cuando logres tus anhelos,
cuando quieras descansar,
acuérdate de tu nido,
vuelve a casa,
coge fuerzas, y luego...
vuelve a volar.






martes, 12 de abril de 2016

Donde se quedo la niña...







Donde se quedó aquella niña...
Donde se quedaron sus risas,
donde sus lágrimas...
Aquella risa cantarina
que se enredaba en el viento de la isla,
aquellas lagrimas que mojaron el suelo  volcánico,
las lágrimas que sus padres enjugaban.
La risa se quedó escondida
en los muros de la casa.
Las lágrimas se diluyeron
en las olas de la playa.
Donde se quedaron sus juegos,
donde los mimos de su padre,
donde las riñas de su madre.
Aquellos juegos con muñecas de cartón,
con los niños de la calle,
con el gato,
con los pellizcos del hermano.
Donde están aquellas noches de vela y quinqué
escuchando los relatos de su padre.
Cuan lejano quedó todo
más parece que fue ayer.
Los años pasaron y de la isla se fue,
luego creció y creció,
luego rió y rió,
con risa muy diferente.
Más tarde lloró y lloró,
con un llanto desgarrado,
más ahora sin el consuelo de los padres añorados.
La niña sigue ahí,
prisionera de otro tiempo,
luchando por escapar,
por recuperar su risa cantarina,
sus lágrimas dulces,
los juegos con las muñecas,
las peleas con su hermano,
los relatos de su padre,
añorando aquella casa y aquella isla volcánica.

martes, 1 de marzo de 2016

Caer rendido...




Rebelarse es no aceptar lo impuesto,
es luchar contra lo injusto
querer cambiar el orden de las cosas,
no aceptar tu vida,
querer ser diferente,
desear lo que no tienes,
luchar para conseguirlo.
Rebelarse es agotar las fuerzas,
cansarte de patalear,
desilusionarte,
caerte rendido por un esfuerzo inútil.
Y luego...
Cuando el sufrimiento se cansó de jugar al escondite con la alegría,
cuando el esfuerzo ha sido en vano,
cuando lo impuesto es lo irremediable y tu vida no cambia,
cuando no consigues lo que tanto anhelas.
Porque rebelarse?
Porque no dejarse llevar?
Caerse rendido...
Aflojar las fuerzas...
Y que el sol te derrita,
la lluvia te empape,
la brisa te envuelva con su suave mecer,
el viento y el mar te arrastre a otros lugares,
aquellos en que las tormentas materiales no existan,
aquellos en los que el silencio sea tu compañero,
esos lugares donde no hay guerras ni traiciones,
no hay envidias,
donde el amor no se mide...
no hay rencillas ni vanidades,
no hay luchas ni celos,
donde ya nada te importa,
donde solo hay paz...
Donde la muerte es la vida...
Donde la vida es la muerte...

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Quiero ser un gato







No se si duermes ya,
yo no.
No se si piensas, 
yo si.
Que pienso?
da igual,
pienso...
En lo grande que está la luna,
en lo lejos que está el cielo,
en si habrá algo allí arriba, 
o allí abajo,
en si alguien nos mira,
o si nos esperan, 
en si vale la pena ser buenos,
en si nos vamos a reencarnar...
Y si así fuera, yo quiero ser gato,
para que me acaricie una mano suave y amorosa, 
para ronronear a mi humano,
para que me cuide y me mime,
y para que me ayude a cruzar el arco iris de los gatos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Siempre de pie

Una vez más te has retado,
una vez más has ganado.
Muy dura ha sido la prueba,
más duro el camino.
Una vez más no te amilanas,
el miedo no pudo contigo,
ni siquiera con su cara más feroz.
Ya pasó todo,
todos se han ido, 
te quedas sola con tu victoria,
también con tu pena,
también con tus preguntas.
Siempre fuerte
siempre de pie,
siempre superando pruebas
tan fuertes como un mar embravecido,
de que te sirve?
Ahora quieres parar,
coger aire,
dejarte llevar,
caminar otros caminos,
abrazar otros cuerpos,
sentir otros abrazos
lejanos y añorados,
arrebujarte dentro de ellos,
ser débil una vez,
sentirte una niña arropada,
dormir abrigada por el mimo y el cariño,
sentir que el tiempo no pasa,
abandonarte en los brazos queridos.
Y luego...
cuando amanezca...
otra vez te pondrás de pie,
vestirás otra vez tu coraza,
que nadie vea que también eres débil,
que lloras,
que sufres,
que tienes miedo.
Seguirás siempre ahí,
de pie, hasta que el tiempo te aniquile,
es lo que esperan de ti,
es lo que quieres...
Y así...otra vez...seguirás con tus retos,
seguirás con tus luchas.
Hasta cuando?....




viernes, 12 de julio de 2013

Tu mar, mi mar





Estás ahí, como siempre, como cada verano, disfrutando del espectáculo de las olas, disfrutando de nuestro mar, de ese mar que tanto te gustaba, te quedas allí, observando el movimiento de las olas, te gustaba ver como venían una detrás de otra, primero una ola pequeña que choca mansamente contra las piedras, luego otra un poco mayor, luego otra, y otra, hasta que viene la más grande que rompe contra las piedras produciendo una gran lluvia que azota tu cara, sonríes y sigues allí esperando la siguiente, y mientras tu mirada se pierde en el horizonte...
Que estarías pensando?
Yo mientras, te miro desde mi hamaca y pienso, que feliz es con tan poco...
Ahora yo en el mismo lugar, te veo de nuevo observando las olas, te siento y te escucho, miro las olas, espero a que rompan en las piedras y sonrío al sentir el agua en mi cara, y me quedo allí esperando la siguiente, y mientras, mi mirada se pierde en el horizonte...

Pensando, recordando y sintiendo que estás...